Por nosotros
Por el reencuentro
Por el amor
Por la ternura
Por el dolor,
Por las lágrimas,
Por los recuerdos
Por los recuerdos
Por la magia,
Por todo eso
Que nos hace sentir
¡VIVOS !
Hacía ya un largo tiempo que Juan se venía replanteando su vida personal, la cual estaba muy ligada al consultorio y al contacto con sus pacientes. Había alcanzado ya la edad jubilatoria y consideraba que debía dejar el cargo de Jefe de Psiquiatría en el hospital para alguno de los jóvenes de su equipo, quienes ya venían en carrera. Era difícil no levantarse más tan temprano, arrancar su auto y abrirse paso en medio del enjambre de tráfico por la gran capital. Su cuerpo ya le informaba que ciertas situaciones, eran innecesarias pues le provocaban estrés y lo ponían de mal humor.
Por otro lado, la rutina de los guardapolvos blancos por los pasillos, era la dosis de antídoto que necesitaba al llegar al nosocomio y tranquilizarse.
“¡Cómo pasa el tiempo”, pensaba, y casi le resultaba imposible creer que una camada de psiquiatras nuevos continuarían sus enseñanzas.
Su amigo Jorge, le había ofrecido en venta un bar en la zona de San Telmo, al que no podía mantener porque se había precipitado en deudas, que no podía pagar. Y Juan, quien conocía el mismo desde hacía años, estaba más que interesado en comprarlo y hacer de ese bello lugar un refugio literario, donde acudieran caminantes, viajantes, amantes, bohemios e intelectuales. Todos quienes buscaran ese “algo especial” que les inquietaba el alma, y los alentasen a leer un buen libro, tomar un café, y de paso soñar que habría un antes y un después, en un momento determinado de sus vidas.
Siempre pensó que la Psicología y la Literatura, transitaban la misma senda en la vida de las personas, y que estando en conflicto la primera, aplicando la segunda con su poder de amar y reflexionar, la terapia haría el resto.
Juan, se encontraba frente a un gran cambio personal, a punto de dar un gran salto en su vida para comenzar de reconfortar su propio espíritu.
No había tiempo para meditarlo tanto, los días corrían y Jorge ya había recibido propuestas de compradores interesados.
